Plaward o el sueño sostenible de crear una empresa

Pablo Barrio, Alejandro Álvarez y Carmen María García han ingeniado todo el proyecto de Plaward 

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“La verdad es que nos llevamos un buen disgusto cuando supimos que no ganábamos el concurso”, recuerda Carmen María García de Pablo, alumna de la asignatura de Creación de Empresas de la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Carmen, junto a Alejandro Álvarez y Pablo Barrio, han ingeniado Plastics & Reward (Plaward), un proyecto de negocio para poner en marcha una empresa gestora de residuos plásticos, la cual ejercería de intermediaria entre generadores de plástico usado y la industria transformadora. Y con la sostenibilidad por bandera. Plaward competía con los proyectos de otros compañeros de la asignatura en un concurso, celebrado en la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza, para demostrar que son capaces de desarrollar proyectos para crear empresas sólidas y con futuro en Aragón.

Pero no ganar el concurso les ha ayudado a aprender una de las lecciones a las que todo emprendedor tiene que enfrentarse tarde o temprano. “No te puedes venir abajo si confías en tu proyecto. Tienes que aprender de las dificultades para hacerte más fuerte”, apunta Alejandro. Tras la presentación que realizaron en la Cámara de Comercio se esconden cientos de horas de trabajo. “Éramos auténticos profanos en la materia, por lo que hemos tenido que investigar mucho. Plaward  consumía todo nuestro tiempo. También nos hemos puesto en contacto con empresas del sector, aunque sin mucha respuesta”, reconoce Pablo. Pero ahora su proyecto es sólido y lo defienden con vehemencia.

Espíritu emprendedor

El concurso de creación de empresas, que busca impulsar el espíritu emprendedor entre los universitarios y estrechar la colaboración entre empresa y universidad, se enmarca en el programa IDE’TECT, financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Unión Europea y destinado al desarrollo del espíritu emprendedor, fomento de las empresas y de la cultura empresarial en el espacio Pirineos-Mediterráneo. Para los proyectos, los alumnos analizaron cuestiones tan diversas como la viabilidad comercial y técnica, el análisis del entorno empresarial, la gestión de los recursos humanos, los estados financieros o la valoración del riesgo de poner en marcha sus iniciativas empresariales.

Pero una vez terminado el concurso, llega la pregunta inevitable: ¿y ahora qué? Estos tres jóvenes no descansarán hasta que Plaward sea una realidad. Saben que existe oportunidad de negocio porque la sociedad aragonesa genera un 12% de residuos plásticos sobre el total de basura generada, de los cuales tan solo son reciclados un 20%. Plaward quiere romper con el ‘quien contamina, paga’. “Nuestro modelo de recogida de residuos, complementario al actual servicio público, está basado en la remuneración por reciclaje, implicando a los ciudadanos, la industria y las superficies comerciales”.

En cuanto terminen los exámenes se van a poner a buscar financiación en el capital industrial. Reclaman una mayor apuesta por la I+D y la industria: “Apoyo es Silicon Valley, no 20.000 euros”, sentencia Alejandro.

En Plaward se respira auténtico espíritu empresarial: quieren “romper moldes” para abrirse camino por donde nadie ha pasado todavía y “aportar valor al mundo en el que vivimos”. ¿Su referencia? “Los empresarios que se levantan todos los días a las 5 de la madrugada por las agallas que le ponen”. Bien lo saben ellos, que pasaron muchas noches en vela moldeando su idea de cómo deber ser Plaward. Demasiadas para que nada ni nadie les impida realizar su sueño de montar la empresa.