La confianza de los empresarios retrocede

• El Indicador de Confianza Empresarial disminuye significativamente por la incertidumbre y factores como la inflación y las políticas monetarias

Zaragoza (06/11/2023). El Indicador de Confianza Empresarial de Aragón referido al tercer trimestre de 2023 retrocede significativamente hasta un valor de 0,4. El incremento de la incertidumbre geopolítica, la persistencia de la inflación, el continuo endurecimiento de la política monetaria y la ralentización de los flujos de comercio internacional impactan de lleno en el Indicador, pues el dato cosechado en la oleada anterior fue 3,9.

A pesar de ello, los datos económicos que vienen publicándose confirman una senda de crecimiento, tanto para la economía española como para la aragonesa que, si bien parecen moderarse, ningún escenario contempla por el momento la entrada en recesión.

Si se toman los argumentos esbozados en ambos párrafos, los empresarios aragoneses siguen embridándolos a partir de la cautela sobre la que formulan su valoración acerca de la marcha de la economía. Así, y, ya desde el cuarto trimestre de 2021, los empresarios aragoneses sigan manteniendo una prudencia sistemática a la hora de enjuiciar la marcha de la economía, siendo reiteradamente más optimistas a trimestre cerrado que en relación con el trimestre venidero. En términos cuantitativos, los valores que alcanzan ambos indicadores –SITUACIÓN y EXPECTATIVAS–, son los siguientes: mientras el primero obtiene un valor de 3,8, no muy alejado del dato anterior, que fue 4,1; el subindicador de EXPECTATIVAS se coloca en terreno negativo y resulta -3 (la cifra anterior fue 3,7).

Persisten los factores que a juicio de los empresarios aragoneses determinan en mayor medida la falta de crecimiento de sus compañías: la insuficiencia de demanda y la falta de mano de obra cualificada. A pesar de que en el último año la población activa aragonesa ha aumentado ligeramente, continúa la dificultad de las empresas para contratar personal cualificado. Ambos factores son señalados por casi dos de cada tres empresas. La falta de demanda resulta aún más significativa en el caso del sector industrial y de la construcción.

El resto de los factores también mantienen de forma sustancial su importancia relativa en relación con lo observado en la oleada anterior: el aumento de la competencia (11,5 %), las dificultades financieras (8,9%), los trámites administrativos (4,7 %) y la falta de capacidad productiva (3,1%).