Con una producción media de más de 40 millones de hectolitros y un consumo interno de unos 20 litros por persona, la exportación se ha convertido en el instrumentro indispensable para mantener la actividad. Por cada litro de vino que se consume en España, se comercializan más de 2 en el exterior.
España es ya el segundo exportador del mundo, con 22,3 millones de hectolitros exportados, sólo por detrás de Italia, con 24,5 millones de hectolitros. Muy por detrás, se sitúan Francia (14) y Australia (7).
Uno de los puntos débiles del sector es el tipo de vinos que se exportan. El 52,2% corresponden a vinos a granel sin denominación de origen y el 19% a vinos envasados sin denominación de origen.
Durante el 2011, el principal destino de las exportaciones fue a Francia (4,48 mill.), seguido de Alemania (3,1 mill.), Italia (1,78 mill.), Rusia (1,66), Portugal (1,47) y Reino Unido (1,47). Las de vino a granel más importantes corresponden a Francia e Italia, frente a la venta de vino envasado que se realizó a Alemania, Reino Unido y EEUU.
Superada la barrera del volumen, la asignatura pendiente es el bajo precio medio de comercialización de los caldos. En 2011 el valor de las exportaciones ascendió a 2.240 millones de euros,un 16,7% más que en el año anterior. Los resultados se hallan aún muy lejos de la posición de los vinos franceses (con unos ingresos superiores a 7.000 millones de euros) e Italia (4.000 millones euros). Australia exporta por más de 2.200 millones, una cifra igual a la de España, pero con una tercera parte del volumen.
Fuente: El País